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De la tolerancia al mobbing: la fatiga emocional en el trabajo

De la tolerancia al mobbing: la fatiga emocional en el trabajo

Desde que iniciamos a dar nuestros primeros pasos “sociales” en la escuela o vecindario, comenzamos aplicar la selección natural con las personas (niñ@s en este caso) que tienen los mismos gustos, hobbies y aficiones. Es genético hasta cierto punto, tener ascendencia con los que son similares a ti. A medida que vamos creciendo, empezamos a observar obstáculos (comportamientos tóxicos) de personas que nos rodean y que limitan nuestro crecimiento, a estas personas las terminas haciendo a un lado cuando te enteras que bloquean tu crecimiento, realizan chismes hacia tu persona, exageran algo que realizaste todo con el deseo de hacerte una mala pasada.

En contra parte, existe otro estilo de personalidad que no le da importancia (aunque interiormente si lo lastime) o valor a estos comportamientos tóxicos si al tolerarlos logra ser aceptado en el grupo (social, deportivo, académico) que desea pertenecer. Me refiero a aquellas personas que toleran burlas, apodos, chismes y demás con tal de recibir la aceptación del grupo, en las empresas se le conoce como acoso laboral (mobbing) y que combinado con la fatiga laboral ( burn out) puede desencadenar en extremo en depresión, ansiedad, pérdida de la autoestima y eventualmente deserción del empleo.

Ejemplos de Acoso Laboral

Gritar, amenazar, ignorar, o insultar (en privado o en público) al empleado.

Asignarle proyectos fuera de realidad o bien trabajos repetitivos, absurdos, ilógicos “para que se aburra y se vaya de la empresa”.

Retener o manipular información clave de su trabajo para perjudicar su desempeño laboral.

Bloquear el desarrollo profesional, limitando promociones, cursos o participación en proyectos.

Desacreditar cuando cumple los objetivos de trabajo y señalar que se han logrado con la ayuda de otros, la suerte, las condiciones del mercado.

Invadir la privacidad interviniendo su correo electrónico, fiscalizando sus llamadas, horario de entrada y salida, tiempo para comer, cancelar sus vacaciones, trabajar en días festivos, llamarle fuera de horario, etc.

Cuestionar sus convicciones personales, ideología o religión.

Desde que iniciamos a dar nuestros primeros pasos “sociales” en la escuela o vecindario, comenzamos aplicar la selección natural con las personas (niñ@s en este caso) que tienen los mismos gustos, hobbies y aficiones. Es genético hasta cierto punto, tener ascendencia con los que son similares a ti. A medida que vamos creciendo, empezamos a observar obstáculos (comportamientos tóxicos) de personas que nos rodean y que limitan nuestro crecimiento, a estas personas las terminas haciendo a un lado cuando te enteras que bloquean tu crecimiento, realizan chismes hacia tu persona, exageran algo que realizaste todo con el deseo de hacerte una mala pasada.

En contra parte, existe otro estilo de personalidad que no le da importancia (aunque interiormente si lo lastime) o valor a estos comportamientos tóxicos si al tolerarlos logra ser aceptado en el grupo (social, deportivo, académico) que desea pertenecer. Me refiero a aquellas personas que toleran burlas, apodos, chismes y demás con tal de recibir la aceptación del grupo, en las empresas se le conoce como acoso laboral (mobbing) y que combinado con la fatiga laboral ( burn out) puede desencadenar en extremo en depresión, ansiedad, pérdida de la autoestima y eventualmente deserción del empleo.

Ejemplos de Acoso Laboral

Gritar, amenazar, ignorar, o insultar (en privado o en público) al empleado.

Asignarle proyectos fuera de realidad o bien trabajos repetitivos, absurdos, ilógicos “para que se aburra y se vaya de la empresa”.

Retener o manipular información clave de su trabajo para perjudicar su desempeño laboral.

Bloquear el desarrollo profesional, limitando promociones, cursos o participación en proyectos.

Desacreditar cuando cumple los objetivos de trabajo y señalar que se han logrado con la ayuda de otros, la suerte, las condiciones del mercado.

Invadir la privacidad interviniendo su correo electrónico, fiscalizando sus llamadas, horario de entrada y salida, tiempo para comer, cancelar sus vacaciones, trabajar en días festivos, llamarle fuera de horario, etc.

Cuestionar sus convicciones personales, ideología o religión.

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