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Desde la creación del hombre, lo que nos ha diferenciado del resto de las razas animales, el el libre alberdrío. Es decir el poder de decisión, desde que inicia el día, decidimos que hacer de nuestra vida. Esas micro decisiones, que van desde que ropa usaré o el desayuno que se me antoja, hasta decisiones importantes en reuniones de trabajo. Todo es una decisión. La toma de decisiones casi siempre es planeada, por ejemplo, cuando llegas a una reunión de trabajo, mentalmente ya vas preparado con las eventuales preguntas, respuestas, objeciones, hasta de quien te conviene sentarte a su lado. Y aunque a veces reaccionamos por estímulo, normalmente son bajo un patrón planeado.
Envueltos en la vida cotidiana, en nuestras propias rutinas (que nos hemos impuesto nosotros mismos) decidimos el uso de nuestra propia energía para atraer (energía positiva) o rechazar (energía negativa) lo que queremos en nuestra vida. ¿conoces personas que te alegran el día?, personas que sin grandes logros académicos, incluso sin estudios profesionales, ¿son más educados que el más letrado? o bien personas que con su simple presencia, consumen tu energía positiva, ¿hasta dejarte en cero? Se la pasan quejándose de todo (gobiernos, clima, vecinos, tipo de cambio)siempre hay una queja para todo.
Nuestro cerebro trabaja por atracción. Tenemos la capacidad de atraer o rechazar lo que queremos, y nuestro subconciente lo procesa, sin embargo hay un ingrediente vital: la palabra NO, y aquí aparece el libre alberdrío. Decidir que quiero y que no quiero. Entre más deseamos que algo NO suceda, lo atraemos a nuestra vida, ¿por qué? Porque el cerebro no registra la palabra NO. Sea ha estudiado a través de la neurociencia ( a través de TACS, impulsos sensoriales, entre otros ) que el cerebro se estimula más con algo que no quiere que con algo que desea. Se dice que una emoción negativa la conserva tu cuerpo durante 90 minutos, mientras que una emoción positiva solo 43 minutos. Y los más curioso es que el cerebro no distingue realidad o ficción. Simplemente procesa lo que registran sus sentidos primarios y los transforma en emoción, positiva o negativa. Te tengo un ejemplo, cuando ves una película donde sufren uno de los protagonistas, te llegan emociones de angustia, que hasta a ciertas personas las hace llorar, sabiendo que es algo ficticio, que es simple actuación, pero lo “vives” casi en carne propia, te afecta.
Ahora trasladamos este ejemplo al trabajo, tal parece que la gente que ríe, que canta una estrofa de una canción, no trabaja. Pasa en muchas empresas, que al llegar el jefe a la oficina y escucha una risa o carcajada, le dice a sus empleados “ pónganse a trabajar” y aquel que está angustiado, presionado, estresado, “es un buen trabajador” ya que se preocupa por su empresa. Eso nos conlleva que hagamos del mal humor, del estrés, de la apatía, una parte de nuestro trabajo.
Te quiero aconsejar que vivas energizado positivamente y no gastes tu colchón emocional (buena vibra) en los ladrones de energía. Y en serio, no se trata de ver el mundo rosa y que todo es perfecto, pero si ser selectivo en lo que deseas llegue a tu vida.
Te propongo:
Evita ver televisión por largos espacios de tiempo, en especial noticieros o programas que consumen tu energía (asaltos, violencia, desgracias etc)
Encuentra un escape frecuente como una pasatiempo (hobbie) que te brinde una pequeña escapada de la rutina, puede ser salir a pasear al perro, leer libros motivacionales, o bien de temas de historia universal.
Realiza ejercicio al menos 30 minutos, de ser posible diariamente, algunos les gusta caminar solamente, otros más avanzados trotar, o incluso si es posible nadar, o andar en bicicleta. Siempre hay algo a tu alcance sin gran inversión. Cuerpo sano es mente sana.
Alimentate sanamente, como se dice, desayuna como rey, come como príncipe y cena como mendigo. Es decir, que los alimentos ( siempre buscando un balance de 2000 calorías por día) se procesan mejor a temprana hora del día.
Evita persona tóxicas, que te hacen perder tu energía.